La identificación de perros consiste en la implantación del correspondiente microchip junto con la extracción de una muestra que determine la huella Genética del animal (ADN). La información genética se incluye en la base de datos que comparten el laboratorio de análisis, el veterinario autorizado y el Ayuntamiento.

Una vez asociada la muestra al perro, el laboratorio envía una chapa identificativa a su dueño. Una vez realizada la inscripción en la base de datos homologada, con la información correspondiente a la huella genética del animal y en el Registro Andaluz de Identificación Animal, automáticamente se produce la inscripción del animal en el Registro Municipal de Animales de Compañía, quedando eximido, en este caso, de realizarlo el propietario del animal. Salvo que se trate de un perro potencialmente peligroso.